La vida es solo un momento,
Que quizás este pasando,
Cantando alegre y guapando,
Se hizo leyenda en el tiempo,
Nació en la isla, San Fernando.
Tiritití tiritití,
Tirititando de frío,
Se paraba hasta mi sangre
Escuchando tus «quejíos».
Eras como un torbellino,
De sentimiento y de rabia,
Como rueda de un molino
Que mueve el agua pasada,
Eres reflejo y testigo,
De que el tiempo pasa y pasa.
Volando ibas y venías,
Exportando tu alegría
Con «parás» en el camino,
Que buena suerte la mía,
Haberme «encontrao» contigo.
Ni estás vivo, ni estás muerto,
Te hallas perdido en un sueño
Majestuoso y profundo,
Que a los del resto del mundo,
Los hace soñar despiertos.
En un «tablao» en el cielo,
Me llegó por algún medio,
Que el mismísimo San Pedro
De tu vida tuvo celos.
Por caminar por los campos
Donde las sombras te aguardan,
Pasar la vida cantando
Al compás de una guitarra,
Y poder morir soñando,
Como muere la cigarra.
El tiempo con su pericia,
El protector de los mitos,
Quien te pone y quien te quita,
En cuyo afán de justicia
Galopa siempre al encuentro
Y da a cada cual su sitio.
Un arranque de tus cantes
Se enhebra con el levante
Y la espumita del mar,
Que en tu cara salpicaba
Y te hacía despertar.
De La Línea a San Fernando,
De San Fernando a Sevilla,
Siguen y siguen sonando,
Las letras de tu doctrina.
Por la orillita de un río,
Sintiendo el amor sincero,
Contándole a su gitana
Los «enreos» de su pelo.
Silencio que va a llegar,
Viene con cruz y descalzo,
Silencio, que va a sonar,
Una saeta al pasar,
El cristo de los gitanos.
Quién me presta una escalera,
Para tener el honor,
De subir a la gloria eterna
Y escuchar a Camarón.
Con la camisa «partía»
Y con el alma al desnudo,
La luna como vigía,
Alumbrando tu alegría
Como a los mares oscuros.
Difícil es la contienda,
Contraste de rabia y miel,
Que todos querrán saber
Y seguro nadie entienda.
Es el tiempo y su poder,
Si vivo te haces querer
Tu ausencia será leyenda.
Cada palo con su vela,
Cada mártir con su cruz,
Harán buena esta dicha.
A José Monje Cruz
«CAMARON DE LA ISLA».
Sencillamente, insuperable. Perdona el desconocimiento de tus obras. Ya te digo… me faltan horas al día, y me sobran por las noches, para llevar a cabo mi vida, y seguir la de mis amigos, como a mí me gustaría. Un abrazo.
«ole» compadre,te veo cada vez mejor