Nueve lunas ya pasaron,
Y hoy se repite en el tiempo,
Un nacimiento bendito,
Obra y gracia de un engendro.
Pero el cuento algo ha cambiado,
No se aleja de lo cierto
Porque de ello doy fe,
Fue creado y no engendrado
El tesoro más preciado
De un amor desatado,
Entre un hombre y una mujer.
La Judea de occidente,
Tierra de luz divina,
Tuvo la inmensa alegría,
De ser portal y pesebre
Y en sus murallas naciese
Su mirada florecida.
Y el giraldillo expectante,
Cambió escudo por corneta
E impulsivo y exultante
Pregonó la nueva buena.
¡Que ha nacido el mensajero!
¡Que ya ha llegado “El Mesías”!
Y de los barrios cercanos,
Trajeron prestos regalos
De pura sevillanía.
La paz del porvenir,
Para que su alma mantenga,
La inocencia inmaculada
Y nunca desaparezca.
Con estela plateada
Destellante y alfarera,
Guió la divina estrella
A una esperanza encarnada
Para un cuerpo de pureza.
Del Salvador el amor,
Y de Santa Cruz, candente,
El embrujo y el misterio
Donde el tiempo se detiene.
Del Tiro de Línea, un hombre sabio,
Absorto y algo cansado,
Trajo un cofre ornamentado
Con un Cíngulo cerrado…
-Traigo un deseo libre
-La libertad sea contigo,
-Que por carecer de ella
-Desde que llegué a esta tierra.
-Siempre fui, un fiel cautivo.
De San Pablo la belleza,
Colgadita en un rosario,
Y del Arenal las aguas,
Para limpiar con un paño,
Las lágrimas de su cara.
Dicen que nació en Belén,
Y aunque razón no les falta,
Mi “Jesús” cambió de nombre,
En la ceremonia blanca.
Aún no entiende de leyes,
Pero como estas mandan,
Al tener sangre de reyes,
Portal tuvo en el Alcázar.
No tuvo magos de oriente,
Pero aglutinó en la plaza,
A las personas corrientes
Que pasea diariamente,
A los pies de la giralda.
Tampoco es de San Bernardo,
Aunque al tenerlo a mi vera,
Bien parece, que en él guardo
El refugio de mis penas.
Nueve lunas ya pasaron,
Ya son más de treinta y ocho,
De ese día señalado,
Que se me abrieron los ojos.
Campana sobre campana,
Y sobre campana tres,
Aún mantengo en mis pupilas,
La ventana cristalina,
Por la que te ví nacer.
Y le llamaban “Manué”,
En un lenguaje “calé”,
Por la cava junto al río,
Y por supuesto Jesús,
Como nombre más sabido.
Perdóname “Jesusito”
Te tengo versos escritos,
Como hombre ya crecido,
No es que te cambie de sitio,
Pero el sonido de un “tito”
Me tiene loco y cautivo.
Yo lo mecía en mis brazos,
Y al calor de mi regazo
Quedábase siempre dormido,
Un nacimiento bendito,
Ya con tres años cumplidos,
Por eso mis villancicos,
A día de hoy se los canto,
Los canto al niño Darío.
Muy bonito Tito, seguro que cuando Darío sepa leer estará muy orgulloso de tener un tito como tu.
Cómo siempre… Maravillosooooo!!!
Precioso si señor!